lunes, 7 de abril de 2014

Indicios



Halifax (1978) Gerhard Richter


No vale hundido el colchón en otro cuerpo, riñones flojos al susurro a los autos desvanecer. No valen los cazos, en mismísimo espacio, la fregadera contra otros sonidos, la grasa en la pared en su trama - lagrimón amarillo- expresión -afuera y adentro- cual dedo insiste, esa caricia que moverá al moral que instalará la ardilla que morderá el retoño en sus arrebatos estos primeros días de primavera. Ruego que mires. Se abre la puerta y no vale qué pisa ni pasa. A las tripas el quilo y medio de vísceras niega responder e instala el televisor prendido, las rendijas vegetales, comprensibles y proteínicas, que equivoco por luz, tragedia en medio de esta sala, el resto del día precipitado en pedazos en un mar de indicios. Qué sobra. Las sobras. Los opérculos. Detrás le sigue el hedor de algo que sospecho es un pedo entrando por la ventana.

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