Wallace Stevens |
1
la dejadez
pincha (con) su trama
a cada gajo del
moral mordido
por las ardillas
en el invierno.
2
se suma el
entrever. Una pelota
rueda en el
patio con los niños.
Y los descubro
entre las pocas hojas.
3
sobre el techo
del galpón el moral,
las sombras, y
sobra el movimiento.
Presiento un
intestino formándose.
4
esta tarde llego
a consentir, chorros
por el tejado
vecino, una lluvia donde
intensifico el
verde del moral.
5
fucsias porque
entre las nubes no hay
ninguna que
detenga a los brotes
en su primera
curiosidad.
6
a fuerza de
calor, arrugadas pieles,
las roscas de las moles
presencian
el salto
inquieto de los gorriones.
7
para acechar
boca abajo mi vida
cada mora ha
crecido en un nervio.
El frescor de
las sombras por el colon.
8
esta noche huelo
las cosas como son y
penetro el ruido
que desde el moral
detiene a la
comadreja sobre una rama.
9
si aquí alguna
vez fallo sin dirigirme
a lo que crece en
el pimpollo,
agoniza en el
moral una mora.
10
esta mañana cae,
tras la dulzura de la brisa,
una mora verde.
No hace ningún gesto el moral.
Quedo esperando
que algo más suceda.
11
los grillos han
regresado. La humedad
reparte su
condolencia por el patio, sobre
el techo, por
dentro de las tambaleantes moras.
12
grávido, el
moral se extiende sobre la cerca
del patio donde
los niños patean una pelota
que oigo rebotar
contra la pared de la escuela.
13
piso las moras.
Debajo del moral queda
aquello con la
forma parcial de mis pies.
Arranco varias y
me las como.
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