Amerita en
variantes. El fonema
se confunde en
el error. Para los tímidos,
el segundo plano
lo cose, silvas, pelotas,
vuelve a
discurrir y levanta la cabeza,
como polvo al
aire, y se viene esta diapositiva,
alfiz y
perpendicular sin ningún distinguido arrastre.
Ya lo inculcaba
El Greco. Más derecho que protagonista.
Más propio que
cobrado. Algo un tanto cómodo
y a lo
contrario. Mal parado con los puños en terciarios
y la justa turbación
de salmodias en palisandro
cuando resbalan
las veintes y el culo del vaso
hasta el cupido,
y sin perder gesto- menso, isla, cueco.
Mucho más.
Suplente y herbazal, gaguera,
en un asunto
(que) regresa cuando se ampara
el mundo tras
los patios toledanos. La lluvia.
El recogimiento.
Ese roer de un momento
al que las tejas
se sujetan ante el resplandor
de una canica rota por Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario