Sea watchers (1952) y Edward Hopper |
Queremos
a Newport irnos. Lejos. Meter el puerto y el puerro este. En una sola sílaba. Amistad
en la carne. Ámbito lado de un naufragio. Lejos. Quedar expuestos. Porque se lo
hemos pedido a cada pastilla, a cada consulta que brinde un fin que pringue la vara. Pecar de cebo en lo que cae la tarde al oeste de Nueva Jersey en
fases de un haiku libre. Y su fricción tan normal regrese al costado. Y no haya
provenir que no sea el índice indicando diverticulitis.
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