martes, 10 de enero de 2017

La Plaza


Stadtbild Madrid (1968) y Gerhard Richter

Por La Plaza cruza La Inmóvil. El truco. 400 palomas demás sobre el hombre del hombro desnudo. Y una serie de gente vestida con los últimos acervos y fibras. La doma. El conjunto de una picadura de infinitos insectos (intersecciones, secciones, filigranas) desde un rupestre andamio que lo vio (todo) un día bajo la lumbre del hacho. Primerizo amarillo del tizne sobre las prensas de la arena. La humedad perfecta y los grafos percutiendo. En fin, esas casualidades de lo que nunca se pierde y nos llega como en una plaza donde se estaciona el heladero y su sueño es su campana, la dulzura de cuanto allí se ha vuelto a derretir millones de veces.

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