a.
Hoy,
glaseado y multiforme, sobra el tedio, su renombre, cohecho del verbo cagar un
instante retorcijón, y un menudo escombro al abrirse -algunos verbos hermanados
compadecen detrás del ultraje, carcajadas persiguiendo otros días, que, como es
costumbre, les atan un lazo como a muñecas de trapo.
b.
Madre
tenía varias. En la esquina del sofá, una negra con bozo tinto y una minifalda
verde. Y otra en el comedor, blanca con charol, desde donde se podía ver el
número de la casa de enfrente (17) si mirabas el resplandor de la calle. Ladeaba
contra la vitrina por mucho que la sentaran. Hasta que caía dormida.
c.
Y
forcejeo con las herramientas del convencimiento. Gramatización, toda una nao, fisuras,
el revelado de un film sobre mí que solo exige este momento enlazado con otro
por la mera y simultánea casualidad de las palabras que borgean mis lecturas.
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