lunes, 22 de mayo de 2017

Incorregibles. Los guineos se estiran ennegrecidos


Bodegon de guineos, jarra y pajuiles (1870) de Francisco Oller

Incorregibles. Los guineos se estiran ennegrecidos, retirados desde hace una semana al lado del vino, nutrias, a roer su carnet trepan, sur puesto sobre las aguas que hacia el Hudson se abren. Hoy. Porque algo le da la gana. La mismísima gana sin mí. O esto. Viene quid pro quo doblado, cuando esparce, único, tundra sobre un sándwich (cubano) la lápida de un momento. Y es que le quiero avisar a Isabel a Blas a Gerardo que no sean imposibles cómplices, que despertar es un misericordioso instante, suma y suerte, estimo y ducha, a la misma distancia de un dónde que en cada uno muere según su intuición le accede suerte. Y. Como los guineos se estiran ennegrecidos, no me queda más que esperar, descomposición, caso transparente, las moscas que girarán inquietas al pie del mantel, debajo de la lámpara, y sobre las tablas de esta mesa de abedul.

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