Paco escribiendo (1995) e Isabel Quintanilla |
Allí. Leo los salmos bajo la voz de los
tendones, tensos, de un ghetto que sus paredes estiman su ritmo piedad; alargo
los dedos, exploro una luna recordada- dorada al filo de la valera- sentado en un
taburete en Baracoa; y adjunto, prefiero un simple misterio entre las güiras
enamoradas, nocturnidad del candil haciendo sombra, me aleja de dios y del
punzante david, quien a su amante monta haciéndole de todo entre las cobijas
del platanal.
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