Untitled, summer 1944, Archile Gorky |
Me llegan infundios. Marañón tostado. Parecido al coño de Mariela merodeando las siestas, costados y entrepiernas, un punto irreversible. Y por la ventana un tábano. Culo azul verdoso escándalo en la pared de cal, baile de algo que busca y no está. Se vuelve a posar. Y deja en la toalla la pelusa redondita, lo recóndito igual a pan, virutas, la mesa de formica de la cocina de madre quien toda fruncida espanta cuanto bicho imaginario se le meta en los versículos –Ezequiel- que esta mañana padre leyó en el matutino antes que nos bajara la cucharada de sal de sosa para que todo parásito que en sus hijos reine se los lleve el bien. Cuando llega el momento de cagar, fuente la luz, ranuras el zinc, cámara oscura, filtro, otro el día, otro poderío dentro de mí se abre un potrero con reses oliendo a bosta. Y el abismo es mayor. Heces al fondo. El misterio. Debajo de mí, piensos, China, mole, ombligo. Me olerán en el instante que- aguja- me traspase lo bordado. Que en un arrozal, estoy seguro, encontraré a quien desde el mediodía tuesta marañones.
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