Esto prensado. Absoluto olor entre mis
camisas. Deudas que están por el cuarto andando, leen entre mis libros (Auden y
Leigh Fermor), olfatean, bordes, en mis zapatos, senderos donde anduve, y con
quien compartí en El Camino las sobras del visaje desde Sevilla a Sahagún, el
fuet, mordidas, debajo de las encinas. Y. También. Aquella otra represa por el
salitre del alma debajo de una luna blanca. O. Pegada en la dehesa. La orilla
de un océano que se desenrolla para no volver. Y que siempre por un círculo
figurativo deambula. En Este Cuarto. Como. Un águila sorprendida- igual que un
ojo en medio- con un trozo de frescas tripas en la punta del pico.
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