Cuando
me acerco al grifo, el agua mejora su caída, cruza ese golfo del dedo atorado
en el anillo. Y sé que se negará escribirlo. Si amo o refunfuño, aquí el
desespero, de pie al dar un paso. Un relieve. Un trueque puesto, afina cada sílaba
–escurre- de su estrada, las larvas tejen su prometida tumba dentro del verbo y
los desmayos de un poema en retirada.
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