El Vacío retoma su calima. Arrójase, cónsul de
remiendos, para ser presente en forma de una colcha que cubre sus colores
bizantinos, pliegues, hojas derrocadas según afuera pican la pelota.
Y
una pauta. Porque encima un helicóptero arquea un puente entre la ciudad y el
oído de la gente. Y. La pesa y el volumen encuentran los poemas de Olson,
pegaduras, referencias, rotos
Según
pican la pelota y el por qué no. O. Si hay que repetirlo. Se transportan eco en
el viaje las palabras, una boda de detritos y vidriosos condichos, fragilidades
(tomas del desgaste) del condenado en el gotero, mientras, a un lado, El Vacío alista
los preparativos para llenar otro pomo.
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