Rafael Sánchez Ferlosio |
Levanto del inodoro el pecio, y mordido flota (verbo) el fondo del agua. Y conozco esa calma antes que cepille (fondo) la última del maxilar, siete veces con fuerza hasta el trígono antes de raspar la lengua, y regurgite la muerte de Sánchez Ferlosio, amarillenta pócima, y empuje la duda del hígado abierto, de las glándulas ocultas de mis deudas -secando para no hinchar, recluyendo, después de todo, para evitarme.
Y parte la calma. Isabel sobre un pantalón pasa una plancha. La cafetera hierve y el aroma se deforma. Otra cúpula de ruidos y mecánicas, compás trepidante, arma el lejano claxon de un tren sobre las vías en Secaucus.
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