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Le escribo que deseo la noche. La noche de pujos,
Los contornos que se llevan por dentro y se sueñan
Por fuera. Le escribo compacto como son estos días.
Las letras son perfectas porque no soy yo quien las escribe.
Me imagino bajando por los campanarios de Dresden
Un copo blanco, el más blanco y más grueso del invierno,
Ese sobre sin nombre, en la penumbra tibia de una cama.
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