19 de abril y 2011
Laakbaar. Los gallos. Se levanta el concierto de techo en techo. Un deseo amarillo. Una especie de exigencia del placer. De Oriente a Occidente se estiran los cuerpos. ¿Cuándo fue la última vez que salté de techo en techo?
Por todas estas persianas y rejas danza una brisa desperdigada por la luz. ¿Por qué parece todo rodar con las sombras?
¿Son sombras (movedizas)? ¿Dónde se refugian los cantares de los pájaros?
Por fin, un zunzún revolotea sobre una amapola cargada de parchos rojos. Aparenta vibrar (multiplicarse) y no sé si es por mí. O. ¿Por cuál promesa de este día?
Vuelve a cantar otro gallo con otro canto. Va alzando la luz el pestillo del silencio. Los ruidos. Se aglomera en el frescor lo común de la gente. Lo recóndito.
Aparece el eco del perro que ladra. Del otro que lo imita. El de la muchacha que pasa en chancletas. El del camión que rebota desde el fondo del patio.
1 comentario:
bello oscar. prometo ponerme al día con este diario de viaje.
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