21 de abril y el 2011
En un mapa incompleto de Laakbaar aparece una avenida calada por verdes y árboles de campánulas rosadas, robles floridos de blanco, y flamboyanes casi calvos que han ido perdiendo, con el tiempo, su conocimiento del rojo. Es, en apariencia, una guía hacia la mar.
También, hay un doblaje (caduco). Un huequito transparente hecho de baja velocidad que dispone de un viejo proyecto que alguna vez intentó ser belleza. Uno se percata de la falta de tránsito con alivio. Y de la fealdad.
En ese doblarse y doblarse en la arruga o en el hueco, por virtud de calles imposibles de encontrar, la gente se mueve centrífuga, capaz de escaparse de la luz. Queda, sin embargo, presa de imantados portones, escaleras dementes, del fondo negro de ventanales abandonados al eco, a la reflexión del viento y la sal.
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