Acá.
El momento recaba su follaje de angostura. La nieve se vuelve paso (doble) y su
rastro llega por el alcantarillado y el rodar de los autos. Un hueco. Un centro.
Sumergido. Un restar de susodichos (amores) doquier la sombra escapa juntando ruidos.
¿Y dónde. Por dónde los flancos, el aliento, mi caer de 40 años buscándome?
A
la sombra de esta nieve forzada, el moral abre la reflexión, las cuerdas de un
instrumento al que he tocado demasiado, digamos. O. Por decoro. Las Máximas, la
belleza que heredan las hijas de su madre. O. El amargor anticipado de los berros
atados. O. Me inclino porque esta tarde se ve tan hermosa y ante este reguero me
atrevo en la nieve a compadecer como pulsador: brevedad y repugnancia entre
estas ranuras del blanco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario