Balleneros vascos, Ambriose Pare (Francia, 1573) |
Qué gozo ni qué despingue, ni cuales dignas dobladuras, la vejez es una mierda. Mancuerna la templanza, y qué. Sin pensarlo me iría pronto de vulvas, en recta hasta ahogarme en los bares de Orio- corrientes y profundadas- o en New Bedford, por no decir profusos labios y cabelleras e ingles, y glándulas, lábiles en mi jarra. No me digan que la ternura, esto y aquello. Ved la piel en su fondo de saín cuajado, la mano de caravaggios y richters y aprendices que pasaran por el taller de la historia de esa pintura irreparable, rigor sin más talud que la huesera que dobla el cogote ante el tablero: rey y reina fornicando en el infinito, alfil al reto, pose tan marica, velando al ano y su rosa de los vientos. Ojo. Pase a bordo el abismo en la mirada vacua de una ballena franca glacial, y la pregunta- Y tú, ¿qué haces aquí?
No hay comentarios:
Publicar un comentario