Levantarse y de
repente hay sol. El material hacia donde ir, exceso: peraltas, montes,
pantallas y azimut, el cuerpo de Isabel cortado.
Lo demás: este
caldo de gallina y sus bondades de fechadas hormonas en remisión, luz que
trajera a mis dos hijas por
deslindes y
ataja hoy los bordes de mi Shanshui,
allí faz
comunal, vocablos que ha borrado la prosopagnosia;
y algo más-
quién podría acertar- en materia antioxidante y peripecias qué resbala natural:
acequia,
sobre la tundra
de los edificios, por el grafo de los libros,
sustancia sin
querencia, entre matorros y carcasas,
“cuando el ábrego
sopla?”,
esa lupa; descarburo
la (insalvable)
distancia que salvara a la locura.
El estado
material dónde ir sin saber dónde coño llegar, ligereza.
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