Alivios.
Las trampas, súcubos, luz, y los cordones lumínicos se aglutinan. Sobre la cerca,
detrás del moral, se balancean las ardillas, dividen, desde el calor que afuera
se empoza, el principio de Arquímedes. Aquí, dentro, en La Sala, sumersión de
tranquilos estancos, la fiera de la quietud, la cantidad contra las paredes, el
capricho de ir entre los cuartos como si fueran túneles soñados. Cómo interpretarlo
es otra cosa. Porque afuera se acaba de escuchar un Ole muerto, igual a la zancadilla
donde descansan los fascismos nacionales, esa confusión de la libertad con la obsesión
de La Tribu. O. Peor. Con la redondez de un balón forrado de colores que promueve
vacío, apropia las almas, y embarga la felicidad. Por fin, y para el alivio de
muchos, los parlantes de la mañana anuncian que el equipo de México ha perdido
en El Mundial de futbol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario