25 de enero o el 2012
A Txiki
Un remolino. Una talanquera de luz se extravía lejos de la contrariedad del viento. El hueco de su rumor estiba por las yerbas en ligerísimo caos hacia El Ebro. A la vista es la cabellera de lo dormido. La simpleza. El campo con sus escondites. Los trinos brotan desde la placenta verde (marrón) y se encaraman en el fondo. Dan tono ahora que los nubarrones entran con sus barrigas desperdigadas haciendo sombras. Y el horizonte enfría la escala marítima del cielo y los cruces de las estradas que van y vienen por condición del cansancio. Es que desaparece lo inmóvil ante la anticipación. Abanico que despeja. Se reclina en un gran oído y lo indistinguible pasa a ser un sabor a metal en el aire, una pequeña ceguera. De momento, se voltean las hojas. Y la chopera se agita.
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