How they met themselves (1864) Dante Gabriel Rossetti |
Primero deseé el movimiento en peso del autobús.
Y, poco a poco, la voz de una mujer que iba diciendo. Metálica y quejosa. Fue penetrando
la historia entre los asientos. Otra, más joven, escuchaba a su lado. Casi susurraba
y me incliné detrás de ambas. Quise seguir el hilo de la vida expiándose, allí adentro,
en la pista que linda hasta el ángulo donde el Turnpike de Nueva Jersey corre como
un perro que te corta la distancia. De algún hijo una queja. Pues iría a dónde
quiere. Pero ni caso. Y de compras la blusa. En un baratillo a la vuelta de los
chinos dijo cuándo la otra Ajá asintió que también ella sabía dónde. Y hubo un rápido
silencio al cruzar de carril el autobús. Un ligero aceleramiento acogedor por inadvertida
inercia. Y a la carga dijo Y tú. La otra no quiso compartir. Sin darle tregua verificó
otro dictamen- quería decir que él la había dejado porque su madre intervenía,
se metía, la acosaba, y él no, aquello ignoraba, pero tan bajito que creí Dice
que lo amaba. Y el ir de las cosas se hizo tan cierto. Doblamos hacia
Challenger Road, en Ridgefield Park, donde las oficinas de Samsung tienen
ventanas en las cuales cielo y nubes se desdoblan frente a una parada.
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