Feliz por 23 segundos, a 95 aproximados
quilómetros por hora, mi cuerpo -se- funde con la escarcha, y en los pantanos,
según sube la marea, todavía por llegar al aluminio del frio -se- extiende,
amenaza a los edificios de Wal-Mart y el Hilton en exactos metros entre un punto
y otro. Desalojado pliega un dictamen, compadece- proturas como iceberg- ante
el estupor de los vehículos, el intervalo. Paisaje su omóplato y tumefacción, ola sin comentario, sin pender sentencias, sosegado, transcurre el
ómnibus donde líquido voy.
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