La familia y Luis Gordillo |
Mi doble hijo,
Ezra,
un ser aparte,
siendo yo padre de su madre,
me trae su Canto azul de ojos,
bate y pelota,
que allí preciso swing y en increíble arco,
se pierde entre las pencas de un palmito,
y,
se oye al instante en futuro,
eco de una Piazza dantesca,
rodar -dicha pelota- por los misterios
y sombras del jardín de solidagos repleto.
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