Isla Decepción |
En la Isla Decepción, el guardián de la vida
se eleva por el cráter de un permanente silencio donde nombrar es quiebra, y
por un instante, contorno movedizo de un plan de siniestra presencia, un
suspenso ante las oscuras rocas del abismo, deformación cegadora, paisajes-
grises, rojos, negros- microbios y gestas, una corona afilada por aguas que
emergen en estridentes y atascadas bestias.
Bajo el imán del movimiento calla el liquen.
Anomalías, repercusiones, las cargas se disuelven y se alejan de los
instrumentos y el latido del hombre. Y en retirada, El Verbo en blanco riega calma
sobre el tiempo y, como alivio, en las íntimas calderas de la
tierra se sumerge.
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