Y. A tantos números echándole suerte. Me levanto entre Acumulaciones. Goteos interminables. Cada coyuntura refugiada en su cifra. Y de momento, entre los bultos amarillos, márgenes al desecho, encuentro tu antigua libreta de teléfonos. Nombres comunes, apellidos repetidos, sin ningún alfabeto, sin ninguna elegancia, los nombres en zurdas redondas, olas en tintas y grafos, el encuentro terminado con una serie de impuridades, calzos de tropos, el universo a la deriva; y con un broche todo resulta sumas al volverla a cerrar: el momento justo de nuestra partida -la tuya y la mía- y la grosera fijeza de imparables conteos.
lunes, 6 de junio de 2016
Conteos
Y. A tantos números echándole suerte. Me levanto entre Acumulaciones. Goteos interminables. Cada coyuntura refugiada en su cifra. Y de momento, entre los bultos amarillos, márgenes al desecho, encuentro tu antigua libreta de teléfonos. Nombres comunes, apellidos repetidos, sin ningún alfabeto, sin ninguna elegancia, los nombres en zurdas redondas, olas en tintas y grafos, el encuentro terminado con una serie de impuridades, calzos de tropos, el universo a la deriva; y con un broche todo resulta sumas al volverla a cerrar: el momento justo de nuestra partida -la tuya y la mía- y la grosera fijeza de imparables conteos.
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