La punta rota. Yo.
Al cabo, miro hasta el punto recortado del verano sobre el moral. El difuso
estado se decreta un tropo, voto, híbrido, antes de constatar la verticalidad
que avasalla antes de entrar.
La causalidad.
El intento (antes) de hablar con los amigos y el reparto, sin reanudarse, sobre
las Colombinas de las moras verdes todavía, el rubor de esta precariedad.
Y, casi, al abordar,
se abre el terreno de lo incontenible, su piel de Iván, y hay un instante, sobre
los techos, que aparenta (ser) novedad antes de llover.
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