Simone Gentile (1954) y Serge Ivanoff |
Pienso Amarillo.
En la curva romana de la muralla en la pera. Hoy, libación y remotas grutas
en la piel. Que desde Misisipi su cuerpo extiende con manga triangular estas cercanías de una Nueva Inglaterra. De una vieja deuda donde Permito a las
inclinaciones hacerme un estómago con sus ácidos en ligereza, y citar el ámbito
de la sala, el gesto del Tannat al caer. Me acerco, pulso e intento, aunque,
uno u otro, contenga en su portañuela el amarillo. Su incluyente cercanía. Y.
O. El bojeo de una miseria abierta en el cobalto (regado) de un ojo que se mira
en el mediodía. Y ello, todas las sospechas, acelera desde que han anunciado
que Stella (La Tormenta) encerrará sus nieves tan pronto se apestille y yo las
compuertas de estos verbos fiche en témpera.
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