Los helechos de Bizkaia, como escuelas públicas, agolpan en lo frágil el color de los anexos. Es un cuadro en acuarela. Arman lo mínimo que necesita el agua para imitar.
Por ahí. Hoy prefiero en la tentación de este día lluvioso, acercarme entre aquello y esto, aquello y esto, sin bordes, nervioso siempre al pensar.
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