Cuervos y luna, laca de Korin |
I
Después de varios textos quedo tranquilo. Anoche mi padre solo
sufrió un pequeño desquicio. A casa, según el doctor, tan pronto cante el
gallo. Podré viajar. Por lo menos prefiero pensar que no tendré que arrimarme a
la culpabilidad. Mi padre. Cómo y qué le preguntaré a la montaña cuando lo nombre.
Hacia cuál ángulo reservaré la pregunta. Cuál de los cuervos entre los árboles
acechará el eco y será el primero en levantar vuelo hacia donde no tenga que
escucharme.
II
Bajo el signo lácteo un yogurt, garbanzos molidos en una pita
griega, aguas púnicas, en osmosis en reverso. Y lleno de electrodos, aspiro por
la ventana la luz en mi cuarto. Por fin, me digo, hay luz que merece mi
atención. Allá, sobre los ladrillos, al
otro lado del patio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario