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La discusión de un templo con otro
Al lado de un pino y un roble.
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Le noto pequeñez de tórax, bellos
Negrísimos, para soñar esta noche.
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No sería un tanto lo decadente de la enfermedad
Que la cura provoca con la felicidad.
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Habrá años que uno tendrá que atreverse
A soportar el olvido de los conocidos.
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Priápico, con el olor de la saburra
Cerca de la oreja, reconstruye un secreto.
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Se derramó un café en la calle. Se convirtió
En una culebra calle abajo.
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Apretó el sifón y la mucina invadió
El mantel donde su madre bordó sus iniciales.
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Le diré a Isabel que no era la primera sino
La gran mejoría que nos dejó el cero.
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Volvióse loco después que los estorninos
Convenciéronse callar en los parques.
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La curia diocesana se reúne para eliminar
Toda sal que los petrifique en la faz de la tierra.
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Del salcedo al robledal hay un instante
Donde dudoso para el que se quiere colgar.
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