La pongo en
catetos (absurdo) obvia y talentosa, una maraña de sorbos cabrones, y la
tensión duodenal, sin recargos, sin principios salivares ni tenebras lux. Sí, eso. En ese despejo: sábanas con sabor a
cloro, y aclaro, la dispersa piel de los alcoholes calibrados, y su tenor, la
avidez, tonsura carioca, pliegues y esteras, y en el gurbión el
lacito-cualquier color- cuando se da, proporcional, sombra e hipotenusa.
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