jueves, 20 de noviembre de 2014

Tortilla de la ulcerada



Francisco de Zurbaran

Desde que ulcerada le sobra amargura me viene estirando propuesta y prepucio la carga alimenticia de dos días que inseminó el hábito hinchado de mi próstata. La rompe guebos estrella displicente contra el filo del tazón y allí en lascivias y enflojecidas liquideces, transparencias y amarillo, para una tortilla me condena desde la negrura del sartén. Orégano por organillo, no, no le sale ni el mínimo Bach al batir. Yo, acostumbrado a sus silencios. Escapa de costado, por el diente que le falta, un silbido garraspado que arderá en cualquier momento entre panes pintados adrede en la mesa, aquí, donde yace el canasto con Zurbarán dentro.

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