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Nunca se supo si la ternura lo mató o la falta
De aquellos brazos que refrescaban como aspas.
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Los villancicos del río debajo de aquel
Ahogado que todos llamaban Delirium Noel.
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Arrullo en la piel. Una rima en la ventolera
Cuando ruedan los bidones por las calles.
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El ángel atado en tu espalda ondula en busca
De oxígeno. Banqueta de ultramar.
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Qué se habrán hecho aquellos dos amantes de Chagall
Que imantados volaban como en una sextina.
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Los corazones flotan en el formol. Habrá quedado
Allí el rubor de alguna adolecente enamorada.
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Dos cortezas por dos hachazos: el eco. Se derrumba
Un ramaje de evidencias al levantarse el carbón.
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Si fuese un rezo donde la forma se transporta, no
Sería una descarga en la que la palabra es penitencia.
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Después de almejas y kokotxas se fueron los amantes
Apartando del mundo de las riberas del ser.
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De prisa se mete el maguey en las tensiones
De aquella casa domada por la espiral.
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