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Se quemó el rostro. Le quedó en la cicatriz
La persistente sonrisa inocente de los marcados.
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Me sueñan las sardinas. Campanazos de sal.
El aroma de la cera se eleva en los altares.
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Se escucha un rapero. Rítmico pide igualdad,
Libertad para golpear y humillar a todas las mujeres.
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El globo como una mierda que nos cerca
Con sus restos de fondos reciclables.
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La persistencia de los jardines de la biblioteca de Nueva York.
Nocturnos ensayos de orinas, vómitos y borrachos.
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Amnesia o acústica de los cuerpos.
Persiste el hambre con su cabellera seductora.
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El tigre insiste que su soledad esté marcada
Con la misma tristeza que ensaya el bandoneón.
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Me rondan las mismas moscas desde niño. Mi dentista
Me las va cazando con cerámicas y amalgamas.
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Ese olor a carcomas llega desde el día que creí
Que era necesario el quererte para siempre.
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Para aprovechar la subida del oro, mi dentista sugirió
Sacarme el molar, rebajarme la encía, y que done una onza de hueso.
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Sostengo que las cosas que más quiero,
Como las que más cuido, son las cosas que más hieden.
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