Naked man on bed (1989) y Lucian Freud |
10 de febrero y el 2012
Patinas. El sabor rancio desde la garganta hasta las raspaduras de la lengua. Como una quebrada reseca. Una contracción por el esófago hasta el vientre se despierta. Me pego a las telas con el cuerpo en U sobre este lienzo de luz paterna que por la ventana forcejea. Una manito empuja entre las persianas el visillo de febrero. Más triste que desnudo, las bisagras de los músculos se contemplan desde anoche en su chorrera de abandonos. El vino derramado, las carnes. Y en un momento, todo el cuarto parte con sus cargamentos y desórdenes. Las sabanas de sus paredes. Los libros, en filas dóricas, sujetan lo que no me importa ver. Aquí no hay arañas. La luz cae de una teta blanquecina de 60 vatios de bajo consumo. Yo abajo me muevo. En colores. Rojo. Amarillo. Azul. Mostaza diluida. Hiperrealista. Un Lucian Freud hacia el baño. Hacia las concordancia del ruido del inodoro y su destello. Me entrego a la bomba de agua que se traga como un animal ansioso el interior de mis envíos. Y desplaza (rehilete) a lo oscuro su flor coriolis.
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