29 de febrero y el 2012
El autobús. El 167. Ha parado. Algo se ha detenido. Por la ventanilla la anunciación del pasar de los autos por el Turnpike de Nueva Jersey destapa un lejano ruido que se diluye con la voz de Patsy Cline en mi ipod. Mirar en cámara lenta puede ser destructor. Algo falta en todo esto. Y por muy lento que lo mire algo se esconde sin regreso en este paisaje. Según Patsy es como un amor de lejanías insustituibles. El problema consiste en no creer en esos amores. Para mí su voz tiene una playa. La costa abierta. Las olas cuando rompen. El sabor de un chevy azul. Camarones y albariño. ¿Y cómo puedo yo creer que vivo en este sitio. En este 29 de febrero? Sigo, allá en la pista, a un auto blanco hasta que se pierde a mi derecha rumbo a Hackensack. Y lo que deja atrás es un verdadero agujero en la voz de Patsy Cline. Una blancura hecha de un girón que ya no está. Otra vez no sé qué hacer. Tendré que bajarme de aquí y seguir viviendo.
2 comentarios:
Me gusto, no la conozco, pero pienso intentar escucharla, saludos
Gracias. La voz de Patsy Cline es inconfundible. Saludos de Oscar.
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