Sin titulo (1996) y Enrique Gran |
Esto, en dos, un serrucho tiene que haberle separado. Sus dientes tuvieron que haber en el sabor extraído los zumos de la tierra, lo arbóreo de la tensión contra la flor en movimiento. En dos, creo, en fin, tiene este aislamiento abierto, cubierta y costa, sus negros ensimismados en las rocas. Y haber levantado sobre las palmas el mismo plañir de la gente en la mano del adivinar. Un acertado celo, el hecho de aquella primera lluvia que se acercó por el horizonte y, al llegar, bautizara instantánea, un único e irreversible momento, marcha mordiendo las aguas, en medio, dos trozos la tierra. Y de un lado y del otro aromada (ya) es ruido. Y eficaz chicoteo el vaivén en la amura según rebajan sus filos las lunas, y puede que alguna escape entre los pescadores que regresan entrada la tarde.
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