Miércoles,
cenizas. Y el jueves, verte. O. Alzar el viernes en el Gallo Negro que levanta
una pata sospechoso y estira el cuello entre un vino y un queso, y no puede cantarle al
mundo. Ya sabes. El almanaque entre nosotros años va, envés de la piel que tiene esta paciencia más tuya que mía. Mas tuya, la semana, se ha ido
tras la otra que ha entrado. Y asumo que es un método La Ausencia. Y como
anoche apuntaba: una materia anónima: igual al témpano de las historias que
radica en la condición de pequeñas trascendencias.
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