Con su caravana
toda la noche, al lado de La Melodía, se abre paso. Viene. Desde el Sur de Carolina
La Furia de un séquito de anaranjados tuberculosos: en el Doppler: la anuncian:
torrencial y suculenta.
Y. Sin
embargo, Abajo, en el primer piso, el olor a pintura. Me la imagino del color
de un hueso pasado por agua. El resumen del gas y sus puntadas, trabucos, en Cian.
Y. Creo
que la reunión barométrica escasea, enastilada, en la escalera. El animal
abandonado por el olor de Los Inquilinos. Las torpezas de sus cocinas. Y este
olor a leche ascendiendo condensada.
Y. Plomo.
Repleto. Unidad de peso. Alzheimer en lata. Se oye desde algún punto del
edificio a alguien abrir El Vacío. ¿Qué se parece a La Armonía?
Está por
caer. Jaranea el viento. Jaranea esa carroza marmórea. Y. Detrás de la cual en
comparsa NOS VEMOS -esperar La Lluvia- todos también en El Ágora.
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