19 de enero y 2011
“Concreto. Si fuera a decir concreto y me desvaneciera.” Fue lo último que soñé.
“Morder perdigones en las perdices. Quemar las hormigas del pan.” Esto me lo digo al borde del colchón.
“Paneles de sustancias agrias por las comisuras supurándome.” Ya frente a la estufa. Creo que lo pensé en el sueño. Pero lo que necesito es un café bien negro.
“Como las prendederas, succionar la orgánica del adobe.” Coño, gotea el techo. Es culpa del deshielo. Tendré que llamar a la dueña del edificio. Se han mojado algunos libros. Y ahora qué hago. Dónde está el trapeador. Trapeador o fregona. Masculino o femenino. Habrá que encontrarl(ao).
“Mejor que trepar. Alejarse de vista.” Tengo una ojera más oscura que la otra.
“Y sobre la digestión lenta, evaporarse en las babas de los caracoles.” Hoy no me voy a duchar.
“Ponerse a disposición de los caldos de los enólogos.” Un Muga Reserva para luego. Un altarcito para las chuletas de cordero que traje ayer del Path-Mark.
“Plantar una fibra óptica en los huesos.” Sin los espejuelos el café no sabe a nada. Los tengo que haber dejado en el piso o al lado del colchón.
“Para verte mejor.” El lobo feroz.
“Garabatos y cordeles del desdén. Que me arranquen los brazos como a las muñecas.” Mi madre las coleccionaba. Le arranco la cabeza a la favorita. Después del noveno inning, los gritos de mi madre.
“Por los barrios más remotos seguir la rumba, su arrastrante, pandemonio de cartílagos y rotaciones, los espasmos, el sudor, su lejanía cortesana.” Hasta aquí el estruendo de un merengue. Cuando cambia el semáforo, se aleja el auto con su fiesta. Se aleja, también, el carnaval de 1969.
“Inclinarse ante los tronos.” Vierto el café con cuidado en mi tacita de Limoge color Luis XV.
“Me abriré paso en las grandes galerías, todo soberano.” Le voy a pulir el cristal al Rolex que mi padre me dio el domingo. No fue un regalo. Fue un traspaso de tiempo. Me le acerqué al oído. Aquí no voy a decir lo que le dije. El cree que se va a morir pronto.
“Y allá, al final de las filas de los cansados, en una silla eléctrica, someterme todos los días de mi vida al shock del amanecer.” Isabel me ha comprado una tapa nueva para el inodoro. Ella misma la ha instalado. Y ahora, qué hago con una tapa en el inodoro.
“A los cariños míos que se olviden de mí. Que nunca he sido mío.” Una buena línea para herir a mis hijas. Un momento Hallmark.
“Y como un acto de total dedicación (o uno de mierda) desaparecer por cualquier culo para nacer de nuevo.” Nunca falla el café.
1 comentario:
divino. qué cruel y tierno. un momento anti-Hallmark.
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