jueves, 27 de enero de 2011

Pasajero 18

26

Yo siempre quise comer cardos, pero nunca
Me atreví porque no sabía que me querían decir.

Y un día, con limón, los trajeron para salvarme
De la negrura de sus muertes.

Y otro día, pedí una receta, ese cómo,
Y me pidieron silencio y que comiera.

Y una vez, hablando de azafrán, alguien
En una conversación distante dijo “cardos”.

Y no pude preguntar. Una urgente llamada
Telefónica me hizo viajar a otro continente.

Comenzaban a morirse los viejos amigos.

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