Lo germinal, al fondo de algunos patios, da a sus
lentas y casuales pautas el revés, la espalda de un truco ya transformado en Cibeles,
Sócrates. O. Y. Kant, un corte entre estibas de una rosa construida en las
esquinas de las urbes. Casual. Para incoloro fervor lo frotado. Como genios. Para
el corazón a la orilla del mundo, un conjunto de fotos familiares. Una tarde
magenta. Una mesa con frutos y olvido en la finísima lámina de un papel ácimo. La
vida es eso. Presa de cuatro tijeras. Y como en el desagradable mordiscón de
las opiniones mayoritarias entro en casa. Me quito el abrigo. Miro alrededor y
me traba la lengua según deambulo en el inverosímil hábito de ser. Esto definido
en su diario piar. Quita y pon que soy.
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