Virus de Marburg |
Masivamente yo.
El desganche y su bofeña. Masivamente yo. Algarabía. Y La Tediosa chinga en el
moral del patio. Al lado, apretando su mancuerda, dos jalones, antes de lanzarse
al abismo esto que veo por la ventana. Y. Yo. En sepsis, quiero decir, de
repente cuando esta luz sin declarar incapacidad, catarsis, antes de mirar al
espeso cuerpo, despegan estos apellidos (w.w.w) con que traigo mis tendencias. Me
obligan. Se me amplifica la vía, los virus capaces de habitar el verbo. Desde
Marburg y su puré de papa a las aguas del Hanta. Desde el subjuntivo del
novísimo roer en Lassa a las garrapatas de Crimea, la luminosidad me envuelve.
Hemorragias. Conjuntivitis. Deslumbres, fiebres y temblores en una saya de
membranas y mucosas. Masivamente yo. Creo entender, y todavía no son ni las 12
de este lunes, por dónde viene este día inclinándose al sábado y el domingo en
el patio. Ya pienso en el boleto de ese tramp steamer para los 40 días en el
océano de estas/mis gandingas.
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