Naturaleza muerta con damajuana, Jose Gurvich |
Una carbonada criolla. Hasta que no se
levante entre las cebollas el chirrido de la carne, no debe tirarse al montón
la verde complicidad del morrón, ni la ternura del comino, incomprendida
lasitud, arrecostándose entre los huesos de la muerte y el orégano- habría que
azarar su destino como hicieran las bellas rajastanis; y asistir (debería el
excitado) sobre las sales, acaso una llovizna en el momento, que tiran (verter)
un tomatazo, por si le faltase inspiración al ajo, y pide (suplicar) que lo
corten, y le corten las entrañas hasta que en la hemorragia todos lloren esperando
los peldaños que treparse habrán la próxima hora; y desde luego, hoy para luna
menguante, y frío de estrechado agosto, peras, peras en rodajas, y añadirlas al
final.
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