lunes, 29 de enero de 2018

ESPONTÁNEAS (66, 67, 68)

Ondulaciones ocres (2008) Antoni Tapies

66
El espontaneo trueque entre ovular y los ocres no tiene en cuenta la revolución del nido. O. Que todo escondite es vulnerable. 

67
Debajo de la hemorragia el pétalo como reacción de la espina. O. Semilla de algún acto casto.

68
Oronda. La catalana. Dulces las aguas que la orillan en la espuma del desdoble. Moronda. Pasa. La catalana. 

sábado, 27 de enero de 2018

El Vacío retoma su calima

 
Después del agua, las nubes (Rene Magritte)

El Vacío retoma su calima. Arrójase, cónsul de remiendos, para ser presente en forma de una colcha que cubre sus colores bizantinos, pliegues, hojas derrocadas según afuera pican la pelota.

Y una pauta. Porque encima un helicóptero arquea un puente entre la ciudad y el oído de la gente. Y. La pesa y el volumen encuentran los poemas de Olson, pegaduras, referencias, rotos

Según pican la pelota y el por qué no. O. Si hay que repetirlo. Se transportan eco en el viaje las palabras, una boda de detritos y vidriosos condichos, fragilidades (tomas del desgaste) del condenado en el gotero, mientras, a un lado, El Vacío alista los preparativos para llenar otro pomo.

miércoles, 24 de enero de 2018

Nicanor Parra (In Memoriam)

Nicanor Parra (1914-2018)


Se fue  silencioso, plato en mano y cuchillo desdentado, a la cocina el Nicanor. De cuadros y hoyos peregrinos la camisa, y la virada paleta en el puchero.  Allí tuvo que haberse disuelto aguantándose con la otra mano el pantalón. Que se fue. Dijimos. Y estábamos siempre espera que te espera que se fuera; y mientras, se fue medio Chile a La Cucha de su madre. Y ahora que se metió dentro del fuego de La Cosa, allá aquellos que piensan que se llevó en el plato su mejor rabieta. Es un viejo empedernido. Y quien lo conoce sabe que no es de los que regresa.

lunes, 22 de enero de 2018

Porno urbano


Communist and Socialist (R.B. Kitaj)

Y si hubo corrección ante aquello de “multiplicaos”, también tuvo que haber un eje de principio poluto: ano y pujido, bermejos en el carrillo, y la aorta, ligerísima, hinchada; y el duro aliento entre vientos hecho coriza, costillar fundido, a punto de restar al corazón pálpitos, el recate y el trozo mamarracho en todo ello: la privacidad detrás de las puertas de cada espacio en la ciudad. O. Si hubo, imitando a Dios, ese curioso error de la imagen de El Hombre. Por indescifrable que sea al recortar, cada imagen penetró la ciudad y bordó sus sustancias desde escurridizos líquidos. Y allí, presente El Cuerpo. Estrecha línea tuvo que abrir, a la sombra de toda calamidad, tanta incompatible luz entre agregados y depositarios, ahora cansados y aburridos de exhibir, bajo orden divina, en público los sexos.