jueves, 30 de mayo de 2019

34 poemas, el nueve

El extasis de San Francisco de Asis, El Greco



“¿Son los neumas equidistancias, hechos, evasiones, sustancias de un nombre?” Alguien, al yo entrar en el bar, me previno. Y como habíamos herido al equilibrio al decir “Quedan” se apartó hacia el fondo. 

Me puse en la lengua dos: yogurt y casquería. Y así estuve en una larga Avenida esperando toda la tarde a que apare(nueve pintas)ciera en blanco algún error.

martes, 28 de mayo de 2019

34 poemas, el ocho, y Oh Torre de Las Ancas


 Miquel Barceló, Trois Chevaux, Une Chèvre etc, 2013


En el principio el filo, quieto –(hubo) enjambres repitiendo arcas, miel, medir el tesón- el armero con juntas abatidas y en su cabeza un rayo, eco en el ojo, dos puntas sacadas de los grafos para hacerse orejas. Y a su lado, conforme a lo que cabalga, el relincho de su yegua. El sudor cuadrado de las hierbas bajando a la tierra, dejando, círculo, una veta como prueba, un convite en el espacio de la pelea. Y cuando se entabla la batalla, Oh Torre de Las Ancas, la noche se quiebra en una liebre que salta frente a las constelaciones, al antes y al infinito después, pues con lo súbito escapa lo que derrama ambición.

jueves, 23 de mayo de 2019

34 poemas, el ocho

Garrowby Hill, David Hockney



Aquello no es lo mismo que Todo. Cubierto de lo que no soy no es lo mismo que Estar. Me acerco con un vaso en la mano por si acaso el vacío de mí se escapa. Por ejemplo: si alguien pudiese ponerme en sus manos o sobre sus hombros, algo así, como asegurarme que esto tiene remedio, y regular las distancias por lo hecho y por lo dicho, entonces quizás ese derrame consiga vencerme con el peso que lleva la tenue espiral.    

viernes, 17 de mayo de 2019

34 poemas, el siete

Charles Baudelaire


Y al encontrarme, cara a cara, descendiente del caos de mis abuelos, doblado, hombre de vaso, me excluye (me sorprendo) la inesperada y cómica estirpe de un tipo ecuánime ante la memoria y el deseo.

Debajo. Y porque una banqueta me sujeta. De cuatro patas de madera (barniz pellejero) me sujeto a la entrada de una gruta donde un etílico carpintero taladra, y fútil, al cabo, duda –si ya no hay duda- que Baudelaire hubiera querido ponerle rabo a Eros sin usar ni un solo clavo.

miércoles, 15 de mayo de 2019

34 poemas, el seis

Fernando Pessoa

Aspirar. Por respirar. Por múltiplos de aires dispuesto me angulo sobre esta mesa. Un redondel como momento. En el que mirar por la ventana interrumpe, ensambla lo extático, y se posa en las llamadas de mi padre, aplica divertículos a la amistad de Blas, y amortigua -en el fondo un gigantesco cedro doblado- las nalgas de Isabel y de K.

Y llueve. Hace una semana que llueve. Y el sabor que aquí se acumula, absoluto pesar de esta lluvia incesante, me hace creer, una vez más, en aquel Pessoa (Tabaquería y Álvaro de Campos) estacionado detrás de un día sin compás y cartabón.


Por lo demás. Un grupo de mexicanos empareja el césped frente a una casa. Entre ellos, las máquinas vibran y cortan las aguas. Y. O. Ante ellos, Uno inclina el rostro y evita que la lluvia le caiga en los ojos.

jueves, 9 de mayo de 2019

34 poemas, el cinco

Sistema solar de Johannes Kepler (Mysterium Cosmographicum)

La acera transmuta. La pregunta, si espejo fuera, esculpe a quién simule ser paso sobre el estrecho momento en el resbalo de las aristas.  
Por encima, las copas de los cedros y poliedros, estado desde donde cae la lluvia, impide/no quiere que lo incierto pacifique (dentro) los tramites del precipicio en el fuego.
Intuye o se intuye. Las almas al moverse, entre ellas, aparentan un nivel de acuerdo propio según los lados que así las modifican: presencia, caída, espectáculo, duda, cinco jarras de cerveza. O. El arbitraje de un juego pitagórico.

martes, 7 de mayo de 2019

34 poemas, el cuatro

Bodegón con guanábanas,1891,Francisco Oller

Y en el borde, donde el radio corta, luz verde, y cruza, creo ser exceso. La revoltura de la piel está hecha de un esquema lejos de cualquier posibilidad que pueda salvarme. O. Que se incline sobre el cuerpo diluido de Isabel. O. La mano quebrada de K.
Pues. Al otro lado. Se suscribe el deseo de una carencia que nada siente. O. La invitación de una pantalla al aparecer la pulsación de una compra: pixeles (Skype) que se imitan desde lo íntimo. Y de a poco desaparecen.
Sin embargo, en el centro de todo esto (desconcierto) la memoria. Y. El aroma de una guanábana partida en dos.

viernes, 3 de mayo de 2019

34 poemas, el tres


En la orilla de rio Sumida (Siglo XIX) Utagawa Kuniyoshi

A la altura de esta Roma no hay deseo en la frase. Inclinación, nivel, finísima, existencia, la lluvia sabotea ponderada.
A mis espaldas el frio se recoge ante la insistencia. Asume parapetar o competir. Su estratagema por mayo descree ante lo obvio.
Queda, desmadejado pespunte, miniatura, horca, Quién/Qué puede o no pasar.
Las parábolas no pasan. Me insta ante la lluvia el revés y no sé cómo acudir. Sin deseo La Memoria no tiene olfato.

34 poemas, el dos

Lapidari (1981) Joan Miro

Dos (Nabuconodosor): la lasciva, tentadora, esquiva al retener.
Ante el gusto riega -lengua el brillo- un lejano jardín en Babilonia.
Es Casa palpable el momento. El olfato sin deseo no tiene memoria.
Desea la memoria una coraza. Prefiere la coraza ser dátil.