lunes, 29 de septiembre de 2014

El rictus del paraguas


Weinernte, Gerhard Richter (1968)

Como mínimo, espuma. Le explico a Isabel. El rictus del paraguas. Cuando entre señas se guiñan los cuerpos al sometimiento de lo voraz. El flujo: esto- le recuerdo la falsa inclinación de la garúa: la carretera y los carteles, sus armaduras vertebradas en cuadrángulos y verdes, las riñas de las curvas  (y empero su codo que descansa) delante de los olmos por desnudarse, y ese incierto aluminio, color que invade y doblega, creo vuelve a gotear en la flacura del viento en un muslo eléctrico, chicharra reventada, así en la corteza, de estas cosas tan cercanas. Y su mano, me acerca. Dobla el cuello, y mira, decidida, para ver que acaba de pasar.

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