miércoles, 8 de junio de 2016

El norte


Me parece el norte un raspado de vientre.

En la dinastía del teodolito le condenan entrar hecho estrella.

Un ojo. Y el otro aparece astillado de manera que la iris es la rosa fornicada de un culo.

A partir de los vientos me excedo y, al sentarme para revisar cuánto abarca verdadera orientación, a mi lado se aparece una mujer con un eclímetro, y en su mano muestra, igual a una fruta, un agujero zurcido.

Y en esa malaria de un estado hacia el oxidante perecer digestivo, arranca una dirección a la cual acuden las ardillas por los bordes de las cercas. 

Después, retengo esas ganas de levantarme. Acaece el recóndito sumar del norte. Sobre los verdes de junio una esfera de alergias y pájaros que huyen del calor.

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