miércoles, 18 de julio de 2018

Matinal

Ingmar Bergman

Hoy. 1- Mónica Vitti al lado de la mar. Barcas, aguas leonadas, velas que se pierden en blanco por donde 1960 era un secreto. 2- Un huevo hervido, a medio explorar, aceite hecho virgen, y en cruz el bálsamo de la sal en su clara advertencia. 3- Isabel tiene en la espalda, según el esqueleto que carga, el Pero de sus cosas, el peso de mi mano, la curva del dolor, y la cama. 4- El perro del vecino no hace otra cosa que ladrar cuando abro la llave del grifo. 5- Amengua el calor. Las hojas en el moral brillan y se mueven detrás de las mismas búsquedas. De frente o detrás de los mismos ladrillos la pereza de una brisa. 6- ¿La mesa de abedul o bodegón? Una mano de guineos, tres peras, y una bocina forrada de tenso gris, reposan sobre el mantel. En la urdimbre del mantel, el Pac-man de Mondrian engulle los tonos verdes, rectángulos y cuadrados, ante mi tacita de Limoges color Luis XV. 7-El perro del vecino no deja de ladrar después que ha oído a mis correos electrónicos escapar dentro de un avión de papel. 8- ¿Será que la retracción que podría ser un poema aterriza en el patio de la vecina que descalza y en chores riega con una manguera verde el cemento? 9- 1966. Alec Guinness y Pacho Alonso. The Quiller Memorandum y María Caracoles. Berlín y Mozambique eran una lectura de colores sin retoque. 10- Debería culpar a Canetti por esta mañana que se mueve de reojo tal crema análoga. 11- Se me olvida el nombre. El de La Nieve. El del actor de cara larga. El del hotel silencioso. El hijo del pastor. Coño, el de las rubias de melifluas tetas. El de las frutillas y el reloj. El de Los Sellos. 12- Isabel, recién levantada, sugiere que el culpable de tanto peso podría ser Bergman.

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